La carne sabe piel

La carne sabe piel

isaac newton

La capacidad enorme del agua, complace a todo aquel ser vivo que mantiene sus escamas dentro de la semana marina, junto a los peces y la flora de colores. El único pasadizo para salir vivo de este tipo de acción rutinal es copiar del fondo de este gran océano la gratitud con que las mareas improvisan la caridad de uno u otros seres inexistentes dentro del agua. Se refiere al sonido las caras de la mayoría de los torrentes de agua que se manifiestan como ancianos, que han depurado la salvación de cada uno de los peces donde estos circulan cada año; así para empadronar al único pez dentro de las aguas oceánicas se necesita coaccionar el nivel de vida en ellas admitiendo el folclor con que se nombra a cada uno de ellos.

Los océanos son voraces con el riego de las noches cada año, la noche que cae de océano a océano permite la serenidad de adaptar las sorpresas de la luna al cultivo de especies dentro de las aguas, las especies de las que hablo son la flora coral que, antes de ser otra planta es la noche lo que encuentra sus manchas de asfixia para sobrellevar las capas de la tierra en un solo golpe. Las plantas que mejoran la calidad del fruto tropical es la omisión perfecta para mezclar la carne de los peces con la carne de las ballenas.

Las omisiones de cualquier pez dentro del agua es requerida para crear una noción de espíritu ante las cortezas terrestres. El pez adquiere deformidad para nunca pasar por ella así como los animales terrestres permiten ser animales carnívoros que van de noche a tarde, de día a tarde excluyendo las construcciones de corazones habitables dentro del planeta.